Haití sigue existiendo

Publicado  domingo, 2 de mayo de 2010

Hace tres meses Haití sufrió un terremoto que destruyó por completo el país y enseguida los medios de comunicación de medio mundo se hicieron eco de la noticia. Durante semanas estábamos al tanto de las muertes y los rescates, del descontrol del país y de la movilización de la Comunidad Internacional. Y de repente, de la noche a la mañana, el mundo enmudeció. ¿Dónde está ahora Haiti?

Haití continúa en la pobreza, sigue llorando sus muertos y pasando hambre. Los informativos ya no cuentan el sufrimiento de sus gentes. Ya no HAY TIempo que dedicar al país más pobre de América, pues el colapso que ha vivido Europa por una nube de cenizas procedentes de un volcán, es más importante. No HAY TIempo para cantar a la esperanza y anunciar que un mundo mejor es posible.

El país más pobre de América.

Haití ocupa el último puesto en la lista de Desarrollo Humano de Naciones Unidas en el hemisferio americano desde hace mucho tiempo. Antes del terremoto las cifras eran escalofriantes. Con una población de más de ocho millones, los índices de pobreza se elevaban al 70 %, la esperanza de vida apenas alcanzaba los 53 años y la mortalidad infantil se cifraba en 71,6 de cada 1000, por no hablar del analfabetismo que castigaba a más de la mitad de la población.

El problema social más serio de Haití era la enorme desigualdad entre una mayoría negra criolla empobrecida y los mulatos de habla francesa que se apropiaban de casi la mitad la riqueza del país. Y, por si fuera poco, el tráfico de drogas corrompió el sistema judicial y la policía.

Volver a empezar

El pasado 12 de enero la tierra tembló en Haití. Durante cinco minutos, casas, colegios, edificios gubernamentales o iglesias se fueron abajo sepultando a miles de personas. Los muertos sobrepasaron las 200.000 personas, hubo más de 300.000 heridos y unas 250.000 viviendas destruidas. En resumen y según los datos de la Organización de las Naciones Unidas, el desastre que azotó al país caribeño causó 3 millones de damnificados.

La movilización internacional no se hizo esperar. Cruz roja, Manos Unidas o UNICEF se pusieron rápidamente en marcha para actuar en la zona cuanto antes. Y las campañas de recogidas de dinero se fueron sucediendo durante días, desde la meca del cine en Hollywood hasta en los pequeños salones de actos de los colegios de Madrid.

Toda ayuda era y sigue siendo poca. Los medicamentos básicos como antibióticos y analgésicos escasean en los improvisados hospitales de Puerto Príncipe. Y la gente sigue sin tener nada que echarse a la boca. Elin Plantin un haitiano de 65 años apenas puede contener las lágrimas cuando dice que desde el terremoto toma poco más que una taza de café al día. No hay dinero y tampoco un lugar donde poder hacerse con algo de comida y agua.

Hay que levantar un país desde cero o mejor dicho, desde menos uno pues primero hay que desescombrar. Matilde Moreno también relata su experiencia en Haití. “A los tres meses del terremoto, las noticias no son alentadoras. El millón y medio de damnificados que perdieron sus casas en el terremoto sigue viviendo en campamentos y sin esperanza de encontrar refugio más sólido en la temporada de lluvias que ha comenzado”

Ahora, las noticias nos llegan a cuentagotas. Nadie se ha percatado que los 450 militares de la Armada española destacados en Haití han dado por finalizadas sus labores de asistencia humanitaria. O que durante su estancia allí, han atendido a más de 7.500 personas, han potabilizado y distribuido más de 600.000 litros de agua, al tiempo que se han repartido más de 200 toneladas de ayuda.

Cierto que la fuerza del pueblo haitiano es incombustible y poco a poco las mujeres salen a las calles a vender lo poco que les ha quedado bien sea comestible o artículos de limpieza. Pero Haití sigue existiendo y te necesita. No le olvides. No te enteres por las noticias, que las noticias se enteren por ti.

Irene Gutierrez-REPORTAJE-

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