Cara o Cruz

Publicado  sábado, 1 de mayo de 2010

El cine español esta viviendo sus mejores momentos. No sólo lo dicen lo expertos, sino que los datos lo confirman. Las películas se están haciendo hueco en las salas españolas y el sector internacional reconoce nuestros méritos.

Sin embargo, hay algo que falla. Nadie duda de la calidad de los actores, al contrario, todos reconocemos y admiramos enormemente a Blanca Portillo, Ana Duato o Fernando Guillen Cuervo, sin olvidarnos, evidentemente, de Penélope Cruz y Javier Bardem. Cierto, que la distribución del cine español deja mucho que desear y corre el rumor de que las ayudas se quedan por el camino y nunca llegan a su destino. Pero tampoco ese es el problema.

El argumento que más convence son los estereotipos que se muestran en la gran pantalla. Generalmente, las temáticas del cine español son sota, caballo y rey. La principal moraleja que se saca es: La gente joven se droga, bebe, se acuesta con el primero que encuentra y está en paro, o por otro lado, volvemos la vista atrás para martirizarnos con la peor época que ha vivido este país: la Guerra Civil.

Ir al cine, y pagar los siete euros que actualmente cuesta la entrada por una película española, supone una depresión y no una forma de evadirse y soñar con algo diferente. Efectivamente, el cine de Hollywood arrasa: comedias románticas, películas de suspense con las que no pestañeas, espectaculares efectos especiales, etc. Buscamos cosas que el cine español no nos suele ofrecer.

Gracias a Dios, tenemos a Amenabar y sus superproducciones y las comedias están mejorando sustancialmente o por lo menos consiguen lo que todos estábamos esperando: evadirnos de la realidad cotidiana. Aparecen “Fuera de Carta”, “Fuga de Cerebros” “Pagafantas” y la reciente “Que se mueran los feos” y casualidades de la vida, si, son taquillazos.

Los espectadores de a pie no somos críticos expertos, y nos da igual si actúan mejor o peor, si los aspectos técnicos no son los adecuados o si los diálogos no son de Shakespeare. Sólo queremos pasarlo bien, reírnos y no tener dilemas trascendentales al estilo Isabel Coixet.

Irene Gutierrez-EDITORIAL-

0 comentarios: