Recientemente ha tenido lugar la reunión en Budapest de los participantes en la Conferencia ministerial Europea sobre el proceso de Bolonia. La declaración que ha dado lugar admite en uno de sus trece puntos que el proceso de Bolonia tiene fallos. Esto sucede después de que parte de sindicatos, universidades, alumnos y profesores proclamen sus quejas al respecto sin ser escuchados, al menos hasta fecha de hoy, ya que los ministros europeos intentarán mejorar los fallos que ha habido hasta el momento.
Los principales errores que han admitido son que la enseñanza no ha mejorado, que el progreso de la calidad de la educación no se ha visualizado, la falta de movilidad de alumnos y profesores por el continente europeo y la escasa mejora de la inserción laboral de los graduados. Todas estas erratas son de gran importancia para todos a los que la educación les influye, las cuales debían de haberse remediado antes de poner en marcha un proceso que actualmente está madurando.
Y es que los más afectados por el problema hasta el momento son los propios alumnos de grado que actualmente están cursando su carrera en el nuevo pero no mejorado proceso de Bolonia. Así lo expresa Esther Ponce, estudiante de Filología Inglesa de la Universidad de Alcalá, la cual ha experimentado en sus carnes ambos tipos de enseñanza: “El proceso de Bolonia está mal organizado. Un estudiante de grado está más controlado que antes lo que supone que no puedes compatibilizar tus estudios con tu trabajo. Debes justificar las faltas de asistencia ya que estás sujeto al sistema ECTS de manera obligada. Además la información que te proporcionan es escasa o nula, incluso los mismos administrativos no conocen los cambios que va a producir Bolonia”
En este punto de vista negativo también están envueltos algunos profesores como Alfonso de la Quintana, perteneciente a la Universidad Rey Juan Carlos: “Bolonia conlleva mayor cansancio por parte de los profesores y de los alumnos, además de que lo que actualmente se ha implantado no es Bolonia en su sentido más estricto. El cambio de horario no es oportuno ya que el alumno que suspenda en mayo difícilmente aprobará en junio ya que el tiempo de estudio es escaso”. Otros educadores opinan de forma totalmente contraria, como Susana Ortega, profesora de la Universidad Rey Juan Carlos: “El cambio del horario del curso me parece bien ya que, según mi experiencia, dar clase en mayo es caótico debido al calor. En cuanto a que haya más prácticas que teoría me parece que es lo conveniente ya que el alumnado tiene todo la información en su mano gracias a Internet y lo que prima es la experiencia, aunque los profesores más convencionales deberán cambiar sus metodologías”
En medio de esta confusión, podemos escuchar voces intermedias que apoyan al proceso de Bolonia pero que difieren en algún aspecto del mismo, como Sonia Valle, profesora de la Universidad Rey Juan Carlos: “Lo ideal es que el profesor sea un orientador y el alumno sea el que trabaje, teniendo en cuenta que el profesor es quien selecciona la teoría. Yo creo que debería haber un 50% de prácticas y otro 50% para teoría ya que ambas partes son importantes, incluso que diversas asignaturas se mezclen junto a la opinión de las instituciones para que al alumno salga beneficiado”
Después de analizar todas las opiniones, lo que está claro es que el debate está abierto y seguirá en auge durante bastante tiempo ya que el proceso de Bolonia está produciendo reacciones bastante discordantes. Esperemos que el tan prometedor Bolonia traiga hechos positivos en la educación, que ya va haciendo falta en nuestro país.
Los principales errores que han admitido son que la enseñanza no ha mejorado, que el progreso de la calidad de la educación no se ha visualizado, la falta de movilidad de alumnos y profesores por el continente europeo y la escasa mejora de la inserción laboral de los graduados. Todas estas erratas son de gran importancia para todos a los que la educación les influye, las cuales debían de haberse remediado antes de poner en marcha un proceso que actualmente está madurando.
Y es que los más afectados por el problema hasta el momento son los propios alumnos de grado que actualmente están cursando su carrera en el nuevo pero no mejorado proceso de Bolonia. Así lo expresa Esther Ponce, estudiante de Filología Inglesa de la Universidad de Alcalá, la cual ha experimentado en sus carnes ambos tipos de enseñanza: “El proceso de Bolonia está mal organizado. Un estudiante de grado está más controlado que antes lo que supone que no puedes compatibilizar tus estudios con tu trabajo. Debes justificar las faltas de asistencia ya que estás sujeto al sistema ECTS de manera obligada. Además la información que te proporcionan es escasa o nula, incluso los mismos administrativos no conocen los cambios que va a producir Bolonia”
En este punto de vista negativo también están envueltos algunos profesores como Alfonso de la Quintana, perteneciente a la Universidad Rey Juan Carlos: “Bolonia conlleva mayor cansancio por parte de los profesores y de los alumnos, además de que lo que actualmente se ha implantado no es Bolonia en su sentido más estricto. El cambio de horario no es oportuno ya que el alumno que suspenda en mayo difícilmente aprobará en junio ya que el tiempo de estudio es escaso”. Otros educadores opinan de forma totalmente contraria, como Susana Ortega, profesora de la Universidad Rey Juan Carlos: “El cambio del horario del curso me parece bien ya que, según mi experiencia, dar clase en mayo es caótico debido al calor. En cuanto a que haya más prácticas que teoría me parece que es lo conveniente ya que el alumnado tiene todo la información en su mano gracias a Internet y lo que prima es la experiencia, aunque los profesores más convencionales deberán cambiar sus metodologías”
En medio de esta confusión, podemos escuchar voces intermedias que apoyan al proceso de Bolonia pero que difieren en algún aspecto del mismo, como Sonia Valle, profesora de la Universidad Rey Juan Carlos: “Lo ideal es que el profesor sea un orientador y el alumno sea el que trabaje, teniendo en cuenta que el profesor es quien selecciona la teoría. Yo creo que debería haber un 50% de prácticas y otro 50% para teoría ya que ambas partes son importantes, incluso que diversas asignaturas se mezclen junto a la opinión de las instituciones para que al alumno salga beneficiado”
Después de analizar todas las opiniones, lo que está claro es que el debate está abierto y seguirá en auge durante bastante tiempo ya que el proceso de Bolonia está produciendo reacciones bastante discordantes. Esperemos que el tan prometedor Bolonia traiga hechos positivos en la educación, que ya va haciendo falta en nuestro país.
Miriam Lozano-Reportaje y entrevista-.
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