
Entre los fallos aceptados se encuentran la poca facilitación de movilidad de los estudiantes y los profesores, la no mejora de aprendizaje y la enseñanza, la no oferta de una educación de mayor calidad para todos y la no mejora de la inserción laboral de los graduados. Todos estos errores han producido una reacción de alegría en los más críticos del proceso ya que esto supone que sus quejas han sido escuchadas. Así lo ha expresado Ligia Deca, presidenta de la Asociación Europea de Estudiantes (ESU): ‘Estamos contentos con la declaración final’ por ‘la prueba de honestidad política de aceptar que la aplicación de Bolonia ha estado lejos de ser perfecta’. Esperemos que no quede en eso y que en la práctica se hagan visibles las mejoras de tales fallos.
Pero lo que si hay que admitir, pese a los errores, es que Bolonia traerá consenso a toda Europa, ya que los nombres de las titulaciones su unificarán para que el alumno de grado pueda a ir a trabajar a otro país extranjero y se le reconozca como a uno más. Actualmente en diferentes países europeos la licenciatura de Periodismo, por ejemplo, no existe, siendo en su caso Ciencias de la Información. Además de esto, las asignaturas serán calificadas correspondientemente a su contenido expreso. Y lo que supone un gran futuro es que los graduados puedan trabajar sin ningún problema en cualquier lugar de la Unión Europea.
Mientras todo esto sucede y la implantación del proceso de Bolonia se hace más presente en países como España donde el actual curso educativo está siendo un año de tanteo, la preocupación se establece en los actuales alumnos de grado que ya están sufriendo en sus carnes el proceso de la implantación, lo que supone los primeros errores que siempre ocurren en las nuevas medidas educativas. Las nuevas metodologías de enseñanza que se prometían, más prácticas y menos clases magistrales, no son visibles de momento, según los estudiantes universitarios españoles. Incluso los profesores han reaccionado a la reunión de Budapest comentando que éste ha sido un acto más de burocracia que de apoyo para el cambio. Mientras tanto, lo único que podemos hacer es esperar a ese cambio.
Mientras todo esto sucede y la implantación del proceso de Bolonia se hace más presente en países como España donde el actual curso educativo está siendo un año de tanteo, la preocupación se establece en los actuales alumnos de grado que ya están sufriendo en sus carnes el proceso de la implantación, lo que supone los primeros errores que siempre ocurren en las nuevas medidas educativas. Las nuevas metodologías de enseñanza que se prometían, más prácticas y menos clases magistrales, no son visibles de momento, según los estudiantes universitarios españoles. Incluso los profesores han reaccionado a la reunión de Budapest comentando que éste ha sido un acto más de burocracia que de apoyo para el cambio. Mientras tanto, lo único que podemos hacer es esperar a ese cambio.
Miriam Lozano -Editorial-.
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