Después de una semana tenística en lo que a declaraciones se refieren llegó el momento del mach point para ver quien era el equipo que acompañaba al Bayer en la final del Bernabeu.
El Barcelona jugaba a contrarreloj para marcar los dos goles que necesitaba pero no encontraron un sólo hueco en la férrea defensa del Inter que, tras la expulsión de Motta, llegó a defender con todo el equipo. Y cuando lo encontró, con el gol de Piqué, era fuera de juego.
El Inter cumplió su misión con un planteamiento si no bonito sí completamente lícito aunque mención a parte requeriría su deportividad en el campo. Viéndose asediados sin descanso por el equipo de casa no pararon de interrumpir el juego elevando el toque a categoría de lesión parando el ritmo azulgrana.
El partido de la pizarra lo estaba ganando Mourinho. El del otro fútbol, también. Y es que el Inter defendió cómodamente y al Barça se le acabaron las ideas y nada tuvo que ver con las hermosas exhibiciones de otras noches.
Mourinho planteó perfectamente los dos choques y ganó la partida a Guardiola en Milán y en Barcelona. Fue superior en la ida e hizo lo que tenía que hacer en la vuelta. Ya puede decir que es el primer técnico que ha parado al todopoderoso Barça.
Por este motivo ha sido elevado a categoría de genio en los círculos madridistas situándole incluso más cerca de su banquillo para el próximo año y, sin embargo, lo importante de verdad es que el fútbol español pierde su embajador en la Champions, algo que a la mitad de la ciudadanía parece no importarle. La diosa Cibeles puede ya dormir tranquila.
El Barcelona jugaba a contrarreloj para marcar los dos goles que necesitaba pero no encontraron un sólo hueco en la férrea defensa del Inter que, tras la expulsión de Motta, llegó a defender con todo el equipo. Y cuando lo encontró, con el gol de Piqué, era fuera de juego.
El Inter cumplió su misión con un planteamiento si no bonito sí completamente lícito aunque mención a parte requeriría su deportividad en el campo. Viéndose asediados sin descanso por el equipo de casa no pararon de interrumpir el juego elevando el toque a categoría de lesión parando el ritmo azulgrana.
El partido de la pizarra lo estaba ganando Mourinho. El del otro fútbol, también. Y es que el Inter defendió cómodamente y al Barça se le acabaron las ideas y nada tuvo que ver con las hermosas exhibiciones de otras noches.
Mourinho planteó perfectamente los dos choques y ganó la partida a Guardiola en Milán y en Barcelona. Fue superior en la ida e hizo lo que tenía que hacer en la vuelta. Ya puede decir que es el primer técnico que ha parado al todopoderoso Barça.
Por este motivo ha sido elevado a categoría de genio en los círculos madridistas situándole incluso más cerca de su banquillo para el próximo año y, sin embargo, lo importante de verdad es que el fútbol español pierde su embajador en la Champions, algo que a la mitad de la ciudadanía parece no importarle. La diosa Cibeles puede ya dormir tranquila.
Laura Salamanca Blázquez -Editorial-
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