La soledad ya no existe

Publicado  lunes, 26 de abril de 2010

El sentido de la amistad está cambiando y si no sólo hace falta echar un vistazo a las redes sociales. Éstas cada vez más están penetrando en la sociedad a un ritmo vertiginoso, más de 900 millones de usuarios se han dejado seducir ya por ellas. Facebook, Tuenti, Twitter y MySpace, entre las más conocidas, están modificando totalmente la forma de relacionarnos con nuestros amigos, familia, vecinos, conocidos, clientes, seguidores y compañeros de trabajo y aficiones.

Hay quienes piensan que todo este boom social tiene sus riesgos como la pérdida de privacidad, la adicción o el cambio del sentido de la amistad, pero si consideramos lo que supone una red social, todos nosotros sabemos en qué consiste su verdadera naturaleza. Otros, las voces más optimistas, consideran que este nuevo espacio donde poder comunicarte supone un gran lugar para darte a conocer, sentirse acompañado e informado y para obtener nuevos horizontes de negocio.

Gracias al avance de esta tecnología, los vínculos que nos unen a los demás se han multiplicado de forma veloz. Eso sí, esas uniones son frágiles y no suponen el mismo contexto que el cara a cara. Aún así, lo más positivo de todo es que las redes sociales nos permiten estar conectados con personas que, por desgracia, no podemos estar unidas físicamente. Incluso, es innegable decir lo contrario, en muchas ocasiones tenemos mayor relación vía Internet que de forma personal con familiares o personas que hace mucho tiempo no sueles ver, incluso con gente que no conoces de nada pero decides añadirle como amigo.

Todos los que estamos integrados en alguna red social, estamos separados mediante escalones de amistad, es decir, o eres mi amigo, o eres amigo de mi amigo o, por último, eres amigo del amigo de mi amigo. Así, puedes unirte a red de amistad inimaginable en la verdadera realidad. Las hay de todos tipos: globales y locales, elitistas o populares, orientadas al empleo o al ligue, fáciles y difíciles de utilizar, para jóvenes y mayores, pero todos con el fin último: la comunicación entre todos.

Facebook es la reina de las redes sociales con más de 400 millones usuarios, lo que sería el tercer país más poblado del mundo. A cambio de tus datos personales y de añadir a varios amigos, una persona puede fácilmente colgar algunas fotos, textos o enlaces, ver vídeos, jugar a juegos, hacerte fan de lo que sea o cotillear a los demás de lo que hacen. Así, nuestras acciones se van contagiando de un lado a otro formando una red difícil aún de explicar por los expertos.

Las redes sociales pueden suponer una pérdida de tiempo para la mayoría de personas que todavía no están incluidas en los 900 millones de personas que si lo están, pero si te paras a pensar un minuto, el motivo último es el mismo que tomarte un café con un amigo: sentirte vivo y mantener un lazo de unión. De la forma más sencilla, los usuarios de Tuenti o Twitter saben perfectamente lo que sucede alrededor de sus amistades. Y de la manera más tonta se puede llegar a una elevada cifra de amigos con sólo hacer clic en ‘aceptar’.

Lo que es cierto es que las redes sociales han roto todos los esquemas realizados. Sin necesidad de publicidad y tan sólo por el mero hecho de una invitación, millones de personas tienen conectadas sus vidas a la red. No sabemos si es una moda estacional o toda una revolución tecnológica, pero de momento las redes sociales forman parte de nuestras vidas.

Miriam Lozano -Reportaje-

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